LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS DEBE EXIGIRLE A MICHELLE BACHELET QUE RENUNCIE A SU CARGO
Mientras se apilan los muertos en Chile, se acumulan los
heridos, se apelotonan los presos, y las Fuerzas Armadas reabren el Estadio
Nacional para concentrar prisioneros, la "socialista" Michelle
Bachelet mantiene la boca cerrada.
De este modo, la funcionaria de la ONU enloda a esa
institución más todavía de lo que ya está enlodada por su creciente sumisión a
los Estados Unidos.
Bachelet nada dice ante la ignominiosa represión desatada
por el régimen de Sebastián Piñera tras declararle la guerra a un pueblo que
estalló, harto de ser saqueado por una oligarquía parasitaria a la que
solamente le falta ponerle precio al aire que se respira en Santiago (pero al
menos lo contamina).
Bachelet no renunciará voluntariamente. La ONU tiene que
exigirle la renuncia.
La verdad es que la ex presidenta "socialista",
tanto en su capacidad de dirigente política reformista como en su condición de
funcionaria de los Estados Unidos, acepta como irrevocable el legado colonial e
inhumano de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.
La "concertación" chilena no es menos infame que
la "concordancia" conservadora de la Argentina de la década de 1930 y
el venal consentimiento de la UCR alvearizada a todas sus trapisondas.
Bachelet traiciona tanto la memoria de su padre, un general
patriota asesinado por los esbirros de Pinochet, como el legado de Salvador
Allende.
Poco le importa ya a esta agente del interés estadounidense
en América Latina.
El silencio de Bachelet es más desvergonzado aún en el caso
de Ecuador, donde a una inaudita y letal represión se suma una escandalosa
persecución de la oposición correísta, a la cual se acusa ridículamente de
haber provocado los disturbios posteriores al inicio del plan del FMI.
En ambos casos los gobernantes oligárquicos y vendepatrias
aseguran que sus países sufren un ataque de Venezuela y hasta de Rusia.
Bachelet no se ha animado a sumarse al coro antimoscovita
dirigido por el Departamento de Estado desde Washington en contra, incluso, de
la voluntad del actual ocupante de la Casa Blanca. Ningún funcionario de la ONU
duraría un minuto en su cargo si se atreviera a criticar a algún integrante del
Consejo de Seguridad.
Pero sí ha atacado al bloqueado gobierno de Maduro en
Venezuela, con un sesgado, parcial e insidioso informe sobre derechos humanos
que sirve perfectamente al interés estadounidense de apoderarse de las riquezas
del país de Bolívar y desmontar todos los logros del pueblo venezolano bajo la
Revolución Bolivariana.
Esta infame traidora a la Patria Grande, que pertenece a la
misma casta de nuestro ínfimo canciller Faurie, no debería permanecer un minuto
más en su cargo.
Mesa Nacional
Néstor Gorojovsky - Secretario General
Bailón Gerez - Aurelio Argañaraz - Laura Gastaldi - Rubén
Rosmarino - Pablo López - Hugo Santos - Jacinto Paz - Lorena Vazquez - Gastón
González - Juan María Escobar
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