La llegada al poder de la más rancia y antinacional oligarquía a través de Mauricio Macri enfrentó a los argentinos con una disyuntiva que muchos creían imposible: la de tener que luchar contra un descarado intento de convertirnos en una colonia yanqui. Los trabajadores argentinos, la clase trabajadora, sabe que no tiene destino en una colonia dirigida por los grandes bancos extranjeros, las empresas imperialistas, los grandes terratenientes rentísticos y, en general, un empresariado apátrida que vive de endeudar al país, fugar capitales al exterior y transferir al pueblo la pesada carga de su rumboso y parasitario tren de vida. Sin industria no hay empleo, y la única industria que el macrismo se propone admitir es la que sirva al interés imperialista. Esa industria necesita salarios rebajados hasta el nivel mínimo de supervivencia, una gigantesca masa de desocupados que le garantice la "paz social" de los chupasangre, la enajenación de lo poco que se pudo recupera
SOCIALISTAS DE LA IZQUIERDA NACIONAL