Hace unas pocas semanas se conmemoró el 80° aniversario del 17 de octubre; y en el repaso de los días que precedieron uno de los momentos más importantes de nuestra historia, surge la figura del embajador norteamericano Spruille Braden y su intervención directa en los asuntos internos de nuestro país. De allí que las elecciones que se realizaron al año siguiente estuvieran presentadas como una disyuntiva: Braden o Perón.
Ochenta años después, la presencia activa y directa de los yanquis en los asuntos internos de nuestro país vuelve a reeditarse, pero en una versión más extrema.
Por un lado, el gabinete económico está conformado en gran parte por ex empleados del JP Morgan, incluso el flamante ministro de Relaciones Exteriores (Pablo Quirno) también cuenta con ese “antecedente laboral”. El gobierno de Javier Milei lleva adelante una política económica especulativa, favorable al capital financiero; entonces no debe extrañar que los resortes de la política económica estén en manos de “hombres de las finanzas”, con el agravante que dichas “finanzas” son -en realidad- la banca extranjera.
El alineamiento total con el gobierno de EE.UU. les ha permitido recibir una ayuda providencial, cuando su política se derrumbaba como una torre de naipes. Ese auxilio fue condicionado a un triunfo de Milei, con la “promesa” de no efectivizarlo en caso de una victoria de Fuerza Patria a nivel nacional. Esta amenaza surtió el efecto buscado, porque encolumnó a todo el arco de la derecha tras los candidatos de LLA.
El mercado financiero está en manos del Tesoro de los EE.UU., la suerte de la economía pende de decisiones que no se dan frente a la Plaza de Mayo, sino en Washington DC. ¡Hasta ese extremo ha llegado la derecha! Todo ese universo que sueña con un departamento en Miami o un viaje a Disney está de parabienes. Pueden sentirse un poco más “americanos”.
Aquellos que amamos nuestro país, que recordamos a quienes regaron con su sangre la turba de las Islas Malvinas o que descansan en el fondo del mar Argentino, que creemos en la soberanía como eje central de cualquier política que busque la felicidad de nuestro pueblo, no podemos menos que indignarnos ante semejante ignominia. ¡Nuestros héroes se revuelven en sus tumbas ante tamaña entrega, ante semejante cipayismo!
Debemos señalar que esta “ayuda” no es gratuita: a cambio podemos perder nuestros recursos naturales y nuestra soberanía en el Atlántico Sur y nuestra proyección sobre la Antártida si prospera la instalación de los yanquis en la base naval de Ushuaia, en la Tierra del Fuego.
El panorama es desolador. Pero cuando miramos hacia atrás en la historia, encontramos ejemplos del grado de audacia, del arrojo con que enfrentamos situaciones similares e incluso peores. La misma Declaración de la Independencia se hizo en un momento -1816- en que la situación en América y en Europa no eran favorables para tamaña decisión. Y nos declaramos independientes “de toda dominación extranjera”.
Desde Patria y Pueblo, socialistas de la Izquierda Nacional, rechazamos la injerencia yanqui en el campo económico, diplomático y militar. Asimismo, condenamos la miserable actitud claudicante del gobierno nacional. Entendemos que Argentina tiene futuro como nación soberana en el marco de la unidad de Hispanoamérica y, a nivel internacional, consideramos que nuestro país debe formar parte de los BRICS, rompiendo la dependencia del dólar con que se nos pretende someter.
Una parte considerable del mundo va en una dirección donde se protege la industria nacional, se cuida al talento propio, donde el Estado mantiene un papel dinámico en la vida económica, todo eso cuidando el medio ambiente; y nuestro país en manos de esta banda ultraderechista nos lleva al camino opuesto, que sólo nos genera dependencia, hambre, destrucción de la industria, desaparición del tejido social, individualismo extremo, es decir, un país sin destino soberano sometido a los intereses del gran capital extranjero.
Debemos recuperar la senda de la soberanía nacional, de la justicia social y de la independencia económica que son la síntesis del peronismo, pero que también son objetivos de todo el campo Nacional y Popular. Debemos profundizar lo logrado por nuestros gobiernos; hacer una autocrítica de cara a la sociedad, presentando todo: los errores, pero también hablar de los aciertos. Este es el paso necesario para poder presentar una propuesta que convoque a las mayorías.
Mesa Nacional del Partido Patria y Pueblo • Socialistas de la Izquierda Nacional
Aurelio Argañaraz, Rubén Rosmarino, Jacinto Paz, Bailón Gerez, Martín Gorojovsky y Hugo A. Santos

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