Una fracción mayoritaria de nuestro pueblo, agobiada por el presente, y haciendo suya la afirmación de Milei de que no se puede lograr un cambio “si gobiernan los mismos”, dio en el balotaje un salto al vacío. Pero el vacío siempre adquiere contenido y al estar tras Milei los núcleos del poder económico concentrado –el capital especulativo internacional y sus aliados apátridas– eso lastimará gravemente al país, sus grandes mayorías, la clase trabajadora, las clases medias, los marginalizados por el sistema, la comunidad universitaria, la ciencia y la tecnología nacional, la pequeña y mediana empresa de capital nacional, el sistema previsional y el patrimonio estatal, que caerá en manos de fondos buitres y otros bandidos del mismo género, extendiendo el drama y la creciente miseria en que están sumidos muchísimos argentinos.
Carece de sentido, en ese marco, desearle a Milei “una exitosa gestión que beneficie a todos”, según el protocolo de la política usual. No vino a realizar “un gobierno para todos los argentinos”. Es claro ya cuál es su programa. Será lo suyo una reiteración, más feroz y más alevosa, del gobierno de Macri, al que va a superar en voluntad destructiva y de sometimiento del país al imperialismo occidental –el “mundo libre”, según Milei– que lidera en su decadencia los EEUU.
Además de caos y agravada miseria, semejante política ya está desatando la resistencia de todo el país, no sólo de aquellos que votamos por otra opción. Es necesario señalar, con esa certidumbre, que precisamos unificar la resistencia al avance del plan imperialista, evitando la dispersión, el internismo destructivo y la tentación de canjear por un plato de lentejas la autonomía nacional y el presente y el futuro de las mayorías populares. Es necesario, también, enfrentar el plan de ajuste y entrega en sus múltiples manifestaciones, con la certeza de que si se impone seremos universalmente dañados, con la solitaria excepción del núcleo poderoso, pero ultra minoritario, de las grandes empresas de capital extranjero y los pulpos internos, asociados al saqueo. Más temprano que tarde, las expectativas de “cambio” depositadas en Milei se transformarán en su contrario, una nueva frustración y la emergencia del rechazo que genera la comprobación de haber sido víctima de una terrible estafa, como lo anticipan ya las actuales movilizaciones. Llamamos por tanto, desde Patria y Pueblo – Socialistas de la Izquierda Nacional, a ganar la calle y enfrentar al autócrata desequilibrado que nos gobierna y a la corte de pillos y trepadores que lo rodea.
Pero al mismo tiempo, para ofrecer un futuro cierto y coherente al pueblo argentino, llamamos a toda la militancia nacional a definir las razones que nos trajeron hasta aquí, asumiendo la responsabilidad que en distinto grado nos abarca a todos, aunque más no sea por haber fracasado en la lucha por construir una fuerza capaz de llevar al triunfo las banderas históricas del 17 de Octubre de Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social, que no pueden consolidarse en el marco de una “alternancia” que algunos de los nuestros parecen consagrar, como sinónimo de “la democracia”, ignorando que la conquista de un logro perdurable requiere una continuidad de varias décadas de administración patriótica. En esta situación, cuando peligra la existencia misma de la patria, es preciso reconstruir, con la mayor urgencia, pero con gran profundidad y perspectiva estratégica, fuerzas aptas para sostener una resistencia extensa, actualizar doctrinariamente el movimiento nacional y popular, y democratizarlo consecuentemente, con eje en un programa que libere a la patria
Mesa Nacional del Partido Patria y Pueblo • Socialistas de la Izquierda Nacional
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