Debido al impacto de la epidemia mundial de Coronavirus, las
trabajadoras y los trabajadores tendremos que conmemorar el 1º de Mayo en
aislamiento social y no en las calles.
Pero al menos no nos vemos ante la posibilidad de enfrentar
la brutal, y esta vez quizás letal, acción de las fuerzas represivas que tenía
preparadas Juntos por el Cambio para echárnoslas encima si hubiéramos salido a
luchar contra el plan que Macri y sus secuaces nos tenían preparado en caso de
ganar las elecciones de 2019.
Al derrotar al macrismo en las urnas el año pasado, al menos
hemos ganado en seguridad. No, por cierto, en bienestar. El legado económico
macrista es catastrófico y la repercusión del Coronavirus lo hace mucho más
dramático aún.
El empresariado, por su parte, trata de descargar sobre los
trabajadores el costo de la recesión ya previsible gracias al macrismo y su
saqueo, agravada por el impacto del aislamiento social masivo.
Los sectores monopolistas que tienen en un puño al país no
cesan de aumentar los precios. Las patronales intentan llegar a acuerdos a la
baja que obliguen a los parados por la inactividad a pagar su propio
aislamiento, y para colmo encuentran en la CGT una acogida que sólo podemos
señalar como un gravísimo error.
Es cierto que la negociación se da en el marco de un
gobierno popular, pero sin Estado, con una oposición legislativa salvaje e
irresponsable, y con el inesperado deber de vencer en una guerra a un enemigo
invisible. Y que en esas condiciones el gobierno no parece estar en condiciones
de hacer valer su propia ley ante la voluntad monopolista.
Pero más cierto es que un salario a la baja nunca es una
buena señal, y que lo que persigue la gran patronal oligárquica e imperialista
es seguir fugando riquezas, descargar sobre el resto del pueblo el costo de su
saqueo, y terminar de anarquizar y eliminar al movimiento obrero como la fuerza
moduladora de la política argentina que fue desde 1945.
Los acuerdos entre la CGT y la UIA, casi con seguridad, se
hundirán en las negociaciones parciales de la mayoría de los sindicatos. Pero
la señal ha sido colocada. Este 1º de mayo tiene que ser para exigirle al
gobierno que proteja a sus mejores apoyaturas, y para que no ceda ante
patronales ajenas al destino de la Nación.
No puede haber comunidad organizada con desorganizadores
plutocráticos, ni Nación con un empresariado despatriado. El futuro de la
Argentina está en los trabajadores. Pero el futuro de los trabajadores no está
en la continuidad de la Argentina oligárquica sino en su desaparición.
La CGT, las CTA y el movimiento obrero en su conjunto tienen
la obligación de percibir que, en defensa propia, la clase trabajadora no puede
seguir siendo solamente la columna vertebral del movimiento nacional.
Que este 1º de mayo vea el inicio de una actualización
doctrinaria de todos los trabajadores, y la búsqueda de nuevos caminos para
darle a la Patria el único rumbo que la sacará de la tragedia: la lucha sin
cuartel para eliminar de nuestra vida política a los representantes del atraso,
la quiebra de la industria, la promoción de la timba y la continuidad del
saqueo.
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