Mauricio Macri, el Pro y sus aliados llegaron al gobierno con
un programa claro: insertar a la Argentina como colonia en "el
mundo". Eso significaba hacer que toda la sociedad retrocediera a las
condiciones de 1910. Ante el fracaso del intento, están montando una bomba para
que estalle cuando, como es inevitable, tengan que abandonar el poder.
El frente nacional y las organizaciones políticas del campo
popular tenemos que estar a la altura del desafío presente. Es la existencia
misma de la Argentina construida en más de un siglo de luchas populares lo que
está en juego.
Los tres años y medio de gobierno macrista fueron una pulseada
entre quienes, desde el poder político asaltado en las urnas, querían eliminar
todos los logros y derechos del pueblo argentino, y la voluntad y necesidad de
que esos logros y derechos permanecieran y se siguieran ampliando.
La pretensión ahistórica del macrismo y sus aliados enfrentó
múltiples formas, no todas visibles, de resistencia popular. También
resistieron vastos sectores, inclusive muchos que apoyaban a Mauricio Macri. Lo
hicieron simplemente porque en ello les iba la vida. El programa del régimen
extraterritorial que habían ayudado a llegar al poder los condenaba también a
ellos a la desaparición.
Esos sectores no se reconocen como parte del pueblo argentino,
pero lo integran, justamente porque el proyecto macrista no los contiene. Todos
tienen que converger en un combate que, hasta ahora, fue librado en las calles
por el movimiento obrero en soledad casi absoluta.
Esta dramática y silenciosa confrontación, punteada, sí, por
grandes huelgas, paros y movilizaciones como el del 30 de abril de 2019, ha
determinado que en este momento la Argentina se encuentre en una virtual
situación de acefalía. El país carece de conducción real. No hay un verdadero
Presidente.
Como otros ya lo hicieron en el pasado, el Pro ha demostrado
la inviabilidad del proyecto oligárquico imperialista. Esta vez, las
consecuencias son catastróficas. Sólo el pueblo argentino, movilizado, puede
asegurar que esa catástrofe no tenga lugar.
La pertinaz decisión del macrismo de empujar al país más de un
siglo atrás tiene que encontrar el final más rápido posible. Es fundamental
mantener la presencia creciente del pueblo argentino en todas las instancias de
acción gremial o política.
Los sectores de poder ya le soltaron la mano a Mauricio Macri,
y están buscando salir de la acefalía virtual con un candidato que les permita
seguir esquilmando a los argentinos. La única garantía de cambiar la situación
actual es la participación activa de los trabajadores y el pueblo argentino. El
fuego, para calentar, tiene que venir desde abajo.
El movimiento nacional y las organizaciones políticas del
pueblo argentino tenemos que estar a la altura de la circunstancia. Si no lo
hacemos así, el inevitable derrumbe del régimen antinacional de Macri y sus
secuaces terminará en una nueva frustración que nos espera si, ante nuestra
ausencia, lo aprovechan los mismos que llevaron al macrismo al poder e
intentarán perpetuarse en él bajo nuevo rostro.
Por esto nos sumamos y convocamos al Paro y a Movilización
organizados para el 30 de abril por el Frente Sindical para el Modelo Nacional junto
a las CTA y regionales de la CGT. A partir de las 12 horas nos estaremos
concentrando en Av. Belgrano y Bolívar. Salir a las calles es la tarea de la
ahora.
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