Por Facundo Piai
A contrapelo de lo que se pregonaba a fines del 2015 y de lo
que muchos señalaban que significaría el arribo de CEOs exitosos e hijos de
familias potentadas de la pampa húmeda al mando de los destinos del país, la
incertidumbre económica se apodera del ciclo Cambiemos.
Desde la asunción de Macri hasta hoy, la divisa
norteamericana se encareció alrededor de un 300%. La depreciación constante del
peso nacional, una inflación incontrolable, sumado a tasas de interés del 60% y
un rendimiento de las Lebacs que supera los ochenta puntos, hacen inviable a
cualquier economía del mundo.
Durante la jornada del viernes, la actividad comercial se
vio reducida con proveedores que no pasaron lista de precios y locales que
directamente no abrieron al público hasta saber cuál será el dólar de
referencia para actualizar precios y evitar descapitalizarse vendiendo
mercadería a precio desactualizado.
Postales de la impredecibilidad reinante. Algo que no se veía desde la
crisis de hiperinflación del primer gobierno democrático del ciclo neoliberal.
Frente a esto, las autoridades del actual Gobierno salieron
a dar explicaciones insatisfactorias. Todos los interlocutores de Cambiemos
adujeron que “la crisis de confianza” se debe al contexto internacional, al
aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal yanqui, a la depreciación
de la lira turca o la corrupción del gobierno anterior.
Autocrítica igual a cero. Del mismo modo que el radicalismo
tampoco hizo una exposición profunda y satisfactoria de los motivos que nos
llevaron al fracaso económico en la década del ochenta, ni tampoco acusaron
recibo quienes nos llevaron al colapso en el 2001. De igual manera, el gobierno
anterior tampoco explicó por qué luego del ciclo virtuoso de expansión
económica 2003-2011, siguieron cuatro años de estancamiento.
Fuerte endeudamiento,
explicaciones pobres y más blindaje mediático
La CNN y sus esbirros locales titulaban: “la crisis
económica en Turquía impacta en la economía de la Argentina”, desligando al
modelo económico de Cambiemos de la crisis. La situación de los turcos tiene
similitudes con lo que se vive aquí, puesto que se puede decir que ambas
economías comparten algunos problemas de similares características.
Ambos países tienen una balanza comercial deficitaria, esto
quiere decir que importan más de lo que exportan, salen más dólares de los que
ingresan. En consecuencia tienen restricción externa, faltan los dólares
necesarios para que la economía funcione. Esto hace frágil a las monedas de los
países señalados. En consecuencia, frente a un aumento de bonos de economías
más sólidas y predecibles, los fondos especulativos desarman sus posiciones en
activos locales y se llevan los dólares de los mercados emergentes.
Esto ocurrió. Sin embargo, no todos los países que forman
parte de la categoría “mercados emergentes” besaron la lona frente al primer
golpe. Ni siquiera la lira turca se depreció tanto como el peso argentino.
Entonces, de ningún modo esto puede considerarse la principal causa de la
crisis cambiaria y de sector externo que atraviesa al país.
Es plausible asumir que parte del problema se empieza a
cocinar a principio del 2016 cuando el Senado aprueba emitir deuda por USD
12.500 millones para pagarles a los fondos buitres. Cabe aclarar que todos los
que transformaron en Ley la resolución 146/2016 (oficialista y opositores)
aseguraban que el nuevo ciclo de endeudamiento iba a ser utilizado para
realizar obras de infraestructura que den competitividad y que permitan el
robustecimiento del aparato productivo. Nada de esto ocurrió.
“Los mercados huyen
de los papeles argentinos”
A las bases jurídicas para el desarrollo de un nuevo ciclo
de endeudamiento, le sigue la liberalización del mercado cambiario y la
Resolución 1-E/2017 del Ministerio de Hacienda. La misma redujo a cero el plazo
de días de permanencia en el país para capitales extranjeros.
La resolución explicita que “desde el inicio del actual
Gobierno se unificó el mercado de cambios, se eliminaron las distorsiones al
comercio exterior y se restablecieron las relaciones financieras con el resto
del mundo”, acabando, así, con toda restricción al ingreso y salida de divisas.
Frente a esto, el ministro de Hacienda decía que la resolución permitiría mayor
“transparencia, credibilidad, confianza y forma parte del proceso de
normalización de la macroeconomía del país”.
La baja de los encajes bancarios abona al objetivo de la
desregulación del sistema financiero. Al ser, para Cambiemos, la libertad
económica la base de la confianza, luego de haber eliminado toda regulación,
promoviendo la libre adquisición de divisas, esperaban la “lluvia de dólares”
en lugar de salida de fondos al exterior.
Contrariamente a lo deseado, el viernes pasado, Daniel
Alonso, editor de negocios de La Voz del Interior, reconoció que “los mercados
vienen huyendo de los papeles argentinos. El fondo de inversiones que maneja
papeles de Argentina en Nueva York ha tenido una estampida de 33 millones de
dólares en las últimas jornadas, se le ha ido un tercio de inversión”.
Evidentemente, los preceptos con los que el Gobierno analiza la realidad son
deficientes, en consecuencia, el diagnóstico es falso y las políticas
implementadas erróneas.
Fuga de capitales
record. Macri lo hizo
Como advertimos en la anterior entrega de este semanario, la
fuga de capitales será record este año. Esto quiere decir que grandes porciones
de pesos saldrán del circuito económico local con el fin de resguardar su valor
en dólares. En efecto, parte del excedente generado por la economía lejos de
reinvertirse en maquinaria, trabajo, etc. termina transformado en divisa
norteamericana y acumulado “abajo del colchón”, en domicilios particulares; en
cajas de seguridad; o , directamente, fugado al exterior.
Los investigadores Magdalena Rua y Nicolás Zeolla explican
que son varios los factores que contribuyen a la fuga. “El perfil de inserción
internacional, el peso de la renta de recursos naturales sobre el ingreso
nacional, la concentración y participación de capital extranjero en la cúpula
empresarial, la historia de crisis bancarias (de deuda), la hiperinflación y la
ausencia de un mercado de capitales lo suficientemente desarrollado establecen
un piso estructural de salida de divisas independientemente de los ciclos de la
estabilidad económica y política del país” (Revista Problemas de Desarrollo,
N°194, julio-septiembre 2018. Desregulación cambiaria, fuga de capitales y
deuda: la experiencia argentina reciente).
Recesión económica,
importaciones y caída del consumo
Al problema de la fuga y las libertades cambiarias hay que
sumarle los efectos de la desregulación del sector externo que permite un
intercambio comercial con el mundo perjudicial para la economía nacional.
La apertura indiscriminada de las importaciones conduce a la
reprimarización de la estructura económica puesto que sienta las condiciones
para que las manufacturas de origen industrial locales compitan con bienes más
competitivos en base a desarrollo técnico o salarios aún más bajos.
El último informe de Indec sobre comercio exterior dice que
la balanza comercial acumula en sólo siete meses un saldo negativo de casi USD
6 mil millones. Las importaciones del mes de julio aumentaron 2,2% respecto al
mismo mes del año anterior.
En el análisis desagregado vemos que las importaciones de
maquinarias cayeron 20,6%, al igual que los accesorios para bienes de capital
(-7,8%) y vehículos para pasajeros que presentó una caída de casi 20%, en la
comparación interanual. Esto indica dos cosas, la recesión económica (caída de
la inversión y actividad) y, por otro lado, la caída del consumo.
Es decir, la mayoría de los empresarios no invierten el
capital, ni piensan cambiar de parecer en este contexto, y tampoco está en el
radar de quienes perciben ingresos fijos adquirir bienes de consumo durable,
como automóviles.
Por otro lado, aumentó la importación de bienes intermedios
(20,5%), al igual que la de combustibles y lubricantes que lo hicieron en un
37,4%, mientras que la compra a otros países de bienes de consumo aumentaron
7,9%. En términos desestacionalizados, las importaciones de julio de 2018
aumentaron 8,7% respecto de junio del mismo año.
Un dato de relevancia, en relación al saldo comercial en la
comparación julio 2017-julio 2018, aumentó la importación del poroto de soja
para la industria, al tiempo que cayó la exportación de manufacturas de origen
agropecuario en base a soja (aceite, biodiésel, harina y pellets).
Es innegable que este balance es resultado de una política
desquiciada que consiste en mantener la presión impositiva para las actividades
que agregan valor al tiempo que bajan las retenciones a la soja. Es decir, se
castiga al que genera riqueza y se premia al rentista.
Dólares que se piden afuera para luego fugarse y volver en
forma de préstamos. El circulo vicioso de la economía Cambiemos
Como consecuencia de la fuga de capitales constante y el
desequilibrio de la balanza comercial, los dólares escasean. Producto de la
incertidumbre, la demanda de dólares aumenta frente a una oferta pobre de
divisas.
¿De dónde salen los dólares ya que no provienen del
excedente de la actividad económica, puesto que éste es fugado?
Fundamentalmente, el endeudamiento externo financia la constante salida de
fondos. De lo anterior se desprende que, la salida de divisas implica la salida
de dinero de la economía real, es decir, el ahorro doméstico termina en el
exterior y luego retorna mediante préstamos a elevada tasa. A este círculo
ingresó la economía de la mano de Cambiemos.
La solución que proponen desde el Gobierno consiste en
aumentar la deuda con el FMI (seguir financiando la fuga), ajustar más las
erogaciones del Estado (que impactará en la recesión de la economía) y,
posiblemente, intentar aumentar los ingresos fiscales manteniendo/aumentando
retenciones al agro (lo cual dentro de su lógica es aberrante. “Las retenciones
se fueron y no van a volver”, “ningún país en el mundo cobra impuestos a los
que exportan”, decía Macri).
En resumidas cuentas, lo que está en crisis es un modelo
económico direccionado por el poder financiero trasnacional que tiene a la oligarquía
local como socio menor y las consecuentes políticas neoliberales que han
fracasado en todo el mundo. “La vuelta de la Argentina al mundo” de la mano de
un gobierno antinacional es quizás la principal causa de una crisis cambiaria y
de sector externo que va camino a una crisis de deuda.
* Gentileza del portal Iniciativa Política: www.iniciativapolitica.com.ar
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