LOS LEGISLADORES Y DIRIGENTES DEL PUEBLO ARGENTINO DEBEN PONERSE LOS PANTALONES LARGOS.
El régimen del partido Pro, que encarna a la perfección en su presidente, Mauricio Macri, logró endeudar a la Argentina de tal manera en dos años y medio de gobierno, y desfinanció de un modo tan alevoso las arcas fiscales, que logró llevar al desastre financiero a un país que, en el plano de la vida económica, tenía algunos inconvenientes menores dentro de una situación general buena al momento en que lo recibió en diciembre de 2015.
Así lo reconoció, en los folletos con que vendió la “oportunidad de negocios” a los prestamistas extranjeros y locales, ese mismo partido. El argumento principal era justamente que la Argentina no padecía problemas de deuda en relación a su producto bruto interno. También lo reconoce hoy el INDEC dirigido por el Licenciado Jorge Todesca, un militante neoliberal.
El Pro aseguró al pueblo argentino (no a los que estaba incitando a “invertir” en nuestro país, por cierto) que todas sus promesas de campaña se convertirían rápidamente en realidad, gracias a la llegada al poder de un grupo de personas serias y responsables tras la jarana peronista a la cual reemplazó. Con eso bastaría para que se derramara sobre nosotros una “lluvia de dólares”. Los créditos externos servirían para financiar la transición entre el oprobio populista y el paraíso neoliberal.
La verdad es que nada de eso ocurrió.
La “lluvia de dólares” jamás cayó, salvo para la especulación financiera. En dos años y medio, el Pro transformó a un país desendeudado, con cuentas equilibradas, en una bolsa abierta de la cual sale más riqueza que la que entra, y los prestamistas han empezado a llevarse sus riquezas, dejándonos una deuda impagable como previsible resultado final.
La realidad se impuso a las ilusiones que intentó atizar el partido Pro en franjas importantes de la población que le otorgaron una débil mayoría electoral. No entraremos en los atropellos anticonstitucionales en que el partido neoliberal argentino incurrió desde el momento mismo en que el Ingeniero Macri juró su cargo, a partir de esa minúscula diferencia. Tan grave es la amenaza inmediata que esa larga lista de actos antidemocráticos deberá quedar para un segundo momento.
A partir de esa débil mayoría, el Pro organizó una comparsa muda de políticos de origen radical y peronista, cuya base electoral nada ganaría con la puesta en marcha del programa histórico del Pro. Con el concurso de esos políticos y en especial de los legisladores superó la escueta minoría parlamentaria de que disponía y maniató, enturbió, calumnió, injurió y burló la autoridad del Parlamento.
Simultáneamente desplegó lo que dio en llamar "gradualismo". El "gradualismo" consistía en ir adoptando lentamente las medidas de destrucción nacional y hambre popular que considera que deben ser tomadas mientras financia con créditos externos el pasaje, lento pero indetenible, de una Argentina que rumbeaba hacia la prosperidad a una Argentina que rumbea hacia la indigencia.
Todo su objetivo es el de las clases que lo apoyan: endeudar el país, para financiar su fuga de capitales (deporte en el cual los ministros y toda la familia presidencial son eximios profesionales). El muerto, como siempre lo hicieron, le queda al conjunto del pueblo argentino.
El régimen del Pro desfinanció al Estado y aumentó el déficit fiscal. Liberó la salida de riqueza en dólares por todos los canales imaginables. En la Argentina empezó a entrar cada vez menos dinero, y empezó a salir cada vez más. Era lógico que en algún momento los acreedores de la creciente deuda dijeran "basta".
Nuestro país está sometido a un cepo gigantesco, el cepo de la improductividad social de quienes el Pro representa. Como estalló la burbuja ilusoria, ahora el partido neoliberal empieza a buscar un garante externo para poder justificar las medidas que, hasta ahora, no pudo aplicar directamente.
Esas medidas afectan a las bases sociales mismas de sus aliados. No se trata solamente de los votantes de la oposición firme, ésa que ejercieron bancadas como la del kirchnerismo y algunos peronismos de provincia, en particular el puntano. Se trata ahora también de aquellos que resignaron hasta el momento toda independencia política por promesas para las provincias que luego no se cumplen o para no ser sometidos a escarnio público por la combinación de servicios de inteligencia antiargentinos y una prensa cloacal encabezada por el Grupo Clarín.
Cuatro de cada cinco argentinos repudian el acuerdo con el FMI, lo dicen hasta las encuestadoras que paga el Pro. Y lo repudian porque saben que ese acuerdo no busca salvar al país sino permitirle a quienes lo expolian hoy reprimir mañana del modo más salvaje cualquier protesta contra las medidas que están a punto de tomar. Cuatro de cada cinco: esa cifra no puede sino incluir la base misma de la “alianza” Cambiemos (que no es más que el Pro más sus vasallos, como la UCR, o capataces cómplices, como el ARI).
La Argentina, señores legisladores, está rumbo al abismo, y el Parlamento tiene que hacerse cargo de una buena vez de que no se salvará de ese incendio.
Diputados y senadores, de todos los partidos salvo los del Pro, tienen ante sí un panorama clarísimo: o se unen en un bloque que representa al conjunto del pueblo argentino o se convierten en cómplices de la destrucción de nuestra Nación. Es así de simple. Y ese bloque tiene que tomar ya mismo medidas drásticas.
El partido Patria y Pueblo, los socialistas de la Izquierda Nacional, nos dirigimos por este medio a todas las bancadas legislativas, excepto la del Pro, para requerir que pongan en juego de una buena vez la autoridad parlamentaria que la gobernante patota de los monopolistas, usureros y rentistas ha venido atropellando con matoneadas, extorsiones y persecuciones desde que empezó a gobernar el país.
Esa autoridad se puede usar para empezar a salvar a la Patria. Para ello, es necesario hacerle un juicio político al Ingeniero Mauricio Macri e iniciar un proceso de recuperación de la voluntad popular que, por empezar, debería incluir también una declaración parlamentaria de desconocimiento de cualquier medida tomada por el Ejecutivo fuera de lo prescripto por el Artículo 75 de la Constitución Nacional.
A diferencia del Presidente y la Vicepresidenta de la Nación, los legisladores de la Nación juraron ser patriotas al cumplir su tarea. La Patria demandará de ellos y de su descendencia el perjurio en el que incurrirán en caso de no llevar adelante las acciones que impidan que se desate el infierno contra el pueblo argentino, solo para pagar la fiesta y la piratería de la oligarquía argentina y de las empresas imperialistas cuya única actividad innegociable es el saqueo del país.
Dada la necesidad de generar un consenso de todas las fuerzas e instituciones comprometidas con el pueblo y la nación hacemos llegar esta propuesta a los partidos políticos populares, la CGT y el movimiento obrero, los movimientos sociales y las organizaciones representativas de la producción, el comercio y la banca nacional. Aún es tiempo de evitar muertes innecesarias. Las calles son el mejor bastión para los legisladores dignos, y un buen argumento para convencer a los vacilantes.
Mesa Nacional
Néstor Gorojovsky - Secretario General
Bailón Gerez - Aurelio Argañaraz - Rubén Rosmarino - Pablo López - Hugo Santos - Jacinto Paz - Gastón González - Juan Maria Escobar
El régimen del partido Pro, que encarna a la perfección en su presidente, Mauricio Macri, logró endeudar a la Argentina de tal manera en dos años y medio de gobierno, y desfinanció de un modo tan alevoso las arcas fiscales, que logró llevar al desastre financiero a un país que, en el plano de la vida económica, tenía algunos inconvenientes menores dentro de una situación general buena al momento en que lo recibió en diciembre de 2015.
Así lo reconoció, en los folletos con que vendió la “oportunidad de negocios” a los prestamistas extranjeros y locales, ese mismo partido. El argumento principal era justamente que la Argentina no padecía problemas de deuda en relación a su producto bruto interno. También lo reconoce hoy el INDEC dirigido por el Licenciado Jorge Todesca, un militante neoliberal.
El Pro aseguró al pueblo argentino (no a los que estaba incitando a “invertir” en nuestro país, por cierto) que todas sus promesas de campaña se convertirían rápidamente en realidad, gracias a la llegada al poder de un grupo de personas serias y responsables tras la jarana peronista a la cual reemplazó. Con eso bastaría para que se derramara sobre nosotros una “lluvia de dólares”. Los créditos externos servirían para financiar la transición entre el oprobio populista y el paraíso neoliberal.
La verdad es que nada de eso ocurrió.
La “lluvia de dólares” jamás cayó, salvo para la especulación financiera. En dos años y medio, el Pro transformó a un país desendeudado, con cuentas equilibradas, en una bolsa abierta de la cual sale más riqueza que la que entra, y los prestamistas han empezado a llevarse sus riquezas, dejándonos una deuda impagable como previsible resultado final.
La realidad se impuso a las ilusiones que intentó atizar el partido Pro en franjas importantes de la población que le otorgaron una débil mayoría electoral. No entraremos en los atropellos anticonstitucionales en que el partido neoliberal argentino incurrió desde el momento mismo en que el Ingeniero Macri juró su cargo, a partir de esa minúscula diferencia. Tan grave es la amenaza inmediata que esa larga lista de actos antidemocráticos deberá quedar para un segundo momento.
A partir de esa débil mayoría, el Pro organizó una comparsa muda de políticos de origen radical y peronista, cuya base electoral nada ganaría con la puesta en marcha del programa histórico del Pro. Con el concurso de esos políticos y en especial de los legisladores superó la escueta minoría parlamentaria de que disponía y maniató, enturbió, calumnió, injurió y burló la autoridad del Parlamento.
Simultáneamente desplegó lo que dio en llamar "gradualismo". El "gradualismo" consistía en ir adoptando lentamente las medidas de destrucción nacional y hambre popular que considera que deben ser tomadas mientras financia con créditos externos el pasaje, lento pero indetenible, de una Argentina que rumbeaba hacia la prosperidad a una Argentina que rumbea hacia la indigencia.
Todo su objetivo es el de las clases que lo apoyan: endeudar el país, para financiar su fuga de capitales (deporte en el cual los ministros y toda la familia presidencial son eximios profesionales). El muerto, como siempre lo hicieron, le queda al conjunto del pueblo argentino.
El régimen del Pro desfinanció al Estado y aumentó el déficit fiscal. Liberó la salida de riqueza en dólares por todos los canales imaginables. En la Argentina empezó a entrar cada vez menos dinero, y empezó a salir cada vez más. Era lógico que en algún momento los acreedores de la creciente deuda dijeran "basta".
Nuestro país está sometido a un cepo gigantesco, el cepo de la improductividad social de quienes el Pro representa. Como estalló la burbuja ilusoria, ahora el partido neoliberal empieza a buscar un garante externo para poder justificar las medidas que, hasta ahora, no pudo aplicar directamente.
Esas medidas afectan a las bases sociales mismas de sus aliados. No se trata solamente de los votantes de la oposición firme, ésa que ejercieron bancadas como la del kirchnerismo y algunos peronismos de provincia, en particular el puntano. Se trata ahora también de aquellos que resignaron hasta el momento toda independencia política por promesas para las provincias que luego no se cumplen o para no ser sometidos a escarnio público por la combinación de servicios de inteligencia antiargentinos y una prensa cloacal encabezada por el Grupo Clarín.
Cuatro de cada cinco argentinos repudian el acuerdo con el FMI, lo dicen hasta las encuestadoras que paga el Pro. Y lo repudian porque saben que ese acuerdo no busca salvar al país sino permitirle a quienes lo expolian hoy reprimir mañana del modo más salvaje cualquier protesta contra las medidas que están a punto de tomar. Cuatro de cada cinco: esa cifra no puede sino incluir la base misma de la “alianza” Cambiemos (que no es más que el Pro más sus vasallos, como la UCR, o capataces cómplices, como el ARI).
La Argentina, señores legisladores, está rumbo al abismo, y el Parlamento tiene que hacerse cargo de una buena vez de que no se salvará de ese incendio.
Diputados y senadores, de todos los partidos salvo los del Pro, tienen ante sí un panorama clarísimo: o se unen en un bloque que representa al conjunto del pueblo argentino o se convierten en cómplices de la destrucción de nuestra Nación. Es así de simple. Y ese bloque tiene que tomar ya mismo medidas drásticas.
El partido Patria y Pueblo, los socialistas de la Izquierda Nacional, nos dirigimos por este medio a todas las bancadas legislativas, excepto la del Pro, para requerir que pongan en juego de una buena vez la autoridad parlamentaria que la gobernante patota de los monopolistas, usureros y rentistas ha venido atropellando con matoneadas, extorsiones y persecuciones desde que empezó a gobernar el país.
Esa autoridad se puede usar para empezar a salvar a la Patria. Para ello, es necesario hacerle un juicio político al Ingeniero Mauricio Macri e iniciar un proceso de recuperación de la voluntad popular que, por empezar, debería incluir también una declaración parlamentaria de desconocimiento de cualquier medida tomada por el Ejecutivo fuera de lo prescripto por el Artículo 75 de la Constitución Nacional.
A diferencia del Presidente y la Vicepresidenta de la Nación, los legisladores de la Nación juraron ser patriotas al cumplir su tarea. La Patria demandará de ellos y de su descendencia el perjurio en el que incurrirán en caso de no llevar adelante las acciones que impidan que se desate el infierno contra el pueblo argentino, solo para pagar la fiesta y la piratería de la oligarquía argentina y de las empresas imperialistas cuya única actividad innegociable es el saqueo del país.
Dada la necesidad de generar un consenso de todas las fuerzas e instituciones comprometidas con el pueblo y la nación hacemos llegar esta propuesta a los partidos políticos populares, la CGT y el movimiento obrero, los movimientos sociales y las organizaciones representativas de la producción, el comercio y la banca nacional. Aún es tiempo de evitar muertes innecesarias. Las calles son el mejor bastión para los legisladores dignos, y un buen argumento para convencer a los vacilantes.
Mesa Nacional
Néstor Gorojovsky - Secretario General
Bailón Gerez - Aurelio Argañaraz - Rubén Rosmarino - Pablo López - Hugo Santos - Jacinto Paz - Gastón González - Juan Maria Escobar
Comentarios
Publicar un comentario