La conducción del movimiento obrero no puede en estos momentos
mostrarse vacilante y dubitativo frente a la embestida oligárquica. Si bien
debe representar los matices y hasta las dudas de quienes les dieron mandato,
también debe ser clara y contundente. Para eso se los ha elegido. Son el
generalato del movimiento obrero argentino.
En la batalla que libramos por impedir el despojo de los derechos
de los trabajadores, se juega gran parte del destino de la Patria, porque ese
despojo también destruye el mercado interno y se autoalimenta, perjudicando a
todo el sistema productivo nacional. Los parlamentarios o dirigentes gremiales
que lo alienten y consientan serán condenados por la Justicia -cuando la haya- y por la Historia, como infames traidores a la patria.
Las reformas laborales pretendidas atentan contra la Constitución
Nacional, puntualmente contra el art. 14 bis que consagra los derechos del
trabajador.
El supuesto objetivo de la reforma de terminar con la desigualdad
de trabajadores en “negro” y
trabajadores en “blanco”, lo logra
convirtiendo a todos los trabajadores en
negro y despojados de sus derechos.
Poner en un pie de igualdad a los dirigentes claudicantes o
traidores con los consecuentemente combativos, significa desmerecer a estos
últimos y favorecer a los consecuentes. El resultado práctico de esa igualación
es despojar a la clase trabajadora de todas sus conquistas laborales.
Si algunos dirigentes no actúan a tono con las circunstancias, los
trabajadores avanzarán con aquellos que honren sus funciones y con la cabeza de
los claudicantes.
Por
todo ello, el partido Patria y Pueblo convoca a participar de la marcha con que
el ala más avanzada de la recuperación de la Patria inicia sus acciones en la
larga lucha contra el régimen antinacional de Mauricio Macri el día 29 de
noviembre de 2017.
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