El 10 de diciembre de 2015 asumió en el gobierno nacional la
misma rosca de financistas, grandes agroexportadores, vivillos del comercio
exterior y el contrabando, concesionarios de servicios públicos y empresas extranjeras
que estuvieron detrás de todos los gobiernos antinacionales desde el fusilador instalado
el 16 de septiembre de 1955 hasta el del Dr. de la Rúa.
Sería interminable mostrar los atropellos que viene
cometiendo el Ingeniero Mauricio Macri desde el primer día de haberse
encaramado en el sillón presidencial. Basta con padecer los tarifazos en los
servicios públicos, las suspensiones y despidos y el aumento monstruoso de los
alimentos para saber que las múltiples medidas de ajuste recaen sobre el pueblo
argentino.
Mauricio Macri pretende reconstruir la Argentina de cabo a
rabo, en favor de una microscópica minoría aliada del poder económico
extranjero que nos empujará, a la mayor velocidad que se lo permitamos, a
situaciones similares y aún peores que las que desembocaron en la pueblada de
diciembre de 2001.
Durante todo el primer año de este nuevo régimen, parte del
pueblo argentino mantuvo una cierta expectativa del "cambio" tan
publicitado por el PRO. Sin embargo, se tornó más evidente al llegar el 2017 que
las políticas del macrismo solo favorecen a los más ricos de los ricos, y que
sus promesas de bienestar eran completamente falsas. El ánimo popular comenzó a
cambiar drástica y decisivamente y las notables movilizaciones con que fue
terminando 2016 se desplegaron durante marzo con una seguidilla de gigantescas
manifestaciones masivas de protesta.
El 6 de marzo, los docentes hicieron su primera demostración
de disconformidad y convocaron
centenares de miles de argentinos. El 7, la gran y última concentración
convocada por la CGT antes de decidir ir a un paro general llenó las calles de
Buenos Aires, otra vez con centenares de miles de compatriotas.
El 8, la convocatoria por el día de la mujer también reunió
decenas de miles de argentinas y argentinos de a pie, en las calles donde la
"cambiada" policía macrista repartió palos y arrastró mujeres por el
suelo. El 9, una movilización menos difundida y masiva pero igualmente
significativa expresó la disconformidad de los veteranos de guerra de Malvinas
con la política de pérdida de soberanía encarada por Mauricio Macri desde el
minuto uno de su presidencia.
El 22, nuevamente los docentes fueron el punto de toque de
otra gigantesca convocatoria de repudio al rumbo elegido por Cambiemos, rumbo
que no había sido explicado en ningún momento durante la campaña electoral.
El 24, centenares de miles de argentinos se concentraron en
el microcentro porteño contra la intencionalidad manifiesta del macrismo de
borrar en la memoria de los argentinos los acontecimientos trágicos del período
de 1976 a 1983, y la complicidad civil con los mandos criminales.
Enfrentamos ahora dos nuevas citas. El 30 de marzo, ambas CTA convocan a
movilizarse en las calles "por el
trabajo, la educación y paritarias libres" a partir de las 17 horas.
El 6 de abril, la CGT convocó a todo
el pueblo argentino a un paro general, último aviso antes de encarar un plan de
lucha contra la política económica antipopular del gobierno.
Solo si nos defendemos podemos empezar a prepararnos para un
cambio, pero un cambio real, en profundidad, que le diga "Nunca Más",
en forma definitiva, a estos gerentes apostados en el gobierno nacional que se
piensan que la Argentina es una empresa en la que ellos pueden hacer cualquier
trapisonda y salir indemnes.
POR LA PATRIA, POR LOS TRABAJADORES, POR EL PUEBLO
EL 30 DE MARZO A LAS CALLES
EL 6 DE ABRIL AL PARO GENERAL
EL 30 DE MARZO A LAS CALLES
EL 6 DE ABRIL AL PARO GENERAL
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