Por Néstor Gorojovsky
Es sumamente interesante la afirmación
de Mauricio Macri de que solo admitirá que se juzgue su gobierno a partir de
los datos de pobreza que acaba de publicar el INDEC ayer, miércoles 28 de
septiembre.
Aparentemente es una incitación a la
desconfianza en el "INDEC intervenido", pero no nos equivoquemos, es mucho más que eso.
Sobre la conveniencia o no de la
política seguida bajo el kirchnerismo hacia el INDEC no me pronunciaré en público.
No tengo la menor intención de que la contrarrevolución rampante con Macri
pueda aprovechar nada de lo que uno de nuestro campo pueda decir para llevar
agua a su molino criminal.
Lo que importa es otra cosa: es la lección de conciencia de clase y de
política que Mauricio Macri nos da con esa declaración.
Concretamente, Macri se ampara en una
cuestión técnica -que le importa un bledo, y en todo caso apenas si logra
comprender- para negar la importancia de los miles de argentinos cuyas vidas
han empeorado visiblemente desde el momento mismo en que decidió imponernos a
todos la pesadísima carga de sostener con nuestro nivel de vida (y nuestras
mismas vidas) a la crápula oligárquica e imperialista que él quiere
representar.
Está haciendo lo de los yanquis en
Irak: tuvieron que matar millones de iraquíes y convertir al país en un
infierno, sí, pero esos no cuentan en sus cifras de muertos y heridos, porque
lo importante era restaurar el carácter colonial de Irak, que Saddam Hussein,
con todos los defectos que se le quieran ver, mantenía todo lo lejos que podía.
Para Estados Unidos era necesario
"bomb Irak back to the Middle Ages", llevarlo a fuerza de bombardeos
a la Edad Media. Así es como tienen que
ser las cosas, ahora sí, con la faena cumplida, veamos muertos. Los otros
no cuentan, son daños colaterales.
Aprendamos a tener conciencia de clase
y de patria, argentinos. Acabamos de ser expropiados. El defensor de la
propiedad privada Macri nos expropió. Nos confiscó, luego empieza su propia
contabilidad.
Cuando lleguemos de nuevo los
argentinos al poder en nuestro país lo tenemos que hacer con los métodos del
macrismo. Obviamente, "los argentinos" excluye, por definición, al
Pro: el Pro es una infección imperialista, que circula por nuestra sangre atado
al dólar que nos inyectó Martínez de Hoz en 1976. Es el imperialismo, el azar
de parto no puede dar derechos políticos en una semicolonia.
Primero expropiaremos a los oligarcas.
Nacionalizaremos todas las palancas estratégicas de la economía. Después haremos
las cuentas que nos parezcan convenientes. Eso, señoras y señores, se llama
hacer política de gran vuelo. El resto, como se demuestra hoy, es no tomarse en
serio el destino del pueblo argentino y de la nación entera.
* Artículo editado de la publicación original en www.facebook.com/Política-y-afines
Comentarios
Publicar un comentario