Editorial por Nestor Gorojovsky
El 14 de agosto se celebrarán elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para definir quiénes serán, en definitiva, los candidatos a cargos nacionales en los comicios de octubre en todo el país. En las actuales condiciones, esta compulsa se ha convertido, de hecho, en una “primera vuelta” anticipada.
Los resultados de la Capital Federal y de Santa Fe están dando pie al bloque antinacional para montar una ofensiva argumental y mediática. Su objetivo es doble:
a) desmoralizar a los partidarios de la radicalización y profundización del rumbo encarado en 2003, y
b) debilitar electoralmente a la candidata a la Presidencia Cristina Fernández de Kirchner.
Según sea la combinatoria revelada por las “primarias” se corre el riesgo de que el campo librecambista y antiindustrialista gane un importante terreno en su empeño por reorientar la política argentina para empezar un retorno a los 90.
Las “primarias” pierden así su carácter “interno” y la votación se convierte en un escalón de las elecciones nacionales. Solo la masividad de un voto hacia la candidatura de Cristina Kirchner en agosto puede demoler ese intento.
LA AUSENCIA DE UN EJE ORGANIZADOR
El sistema de partidos políticos se ha convertido en una maraña cada vez menos representativa de las clases y grupos sociales reales. El pueblo argentino busca su camino, elección tras elección, a través de esa maraña. Quienes alcanzan el Cielo en una elección, se hunden en las tinieblas infernales en la siguiente.
“No hay votantes cautivos”, dicen los analistas vulgares, y agregan con cara de sabios: “El electorado es volátil”. Lo que no explican es porqué la volatilidad. Y eso que la explicación es simple: lo volátil no es el voto, lo volátil es la representación política.
Candidatos “de izquierda” en una elección son “de derecha” en la siguiente, y en ese sentido a lo sumo solo hemos ganado en descaro. Pero mucho más serio es ver que candidatos que un día parecen tribunos del campo nacional aparecen al día siguiente como arietes del bloque antinacional.
Ante esos políticos que giran como veletas, las clases y sectores sociales se realinean en cada coyuntura electoral ante el candidato que mejor parece representarlas, y las “lealtades” son frágilesporque aún no se ha constituido un nuevo eje reorganizador del campo nacional.
La Argentina busca el rumbo para retomar lo destruido por la contrarrevolución durante el largo medio siglo que va de 1955 a 2001. En ese empeño, para Patria y Pueblo estas primarias abiertas deben constituirse en una herramienta para iniciar, apenas se tengan los datos en la mano, la recomposición de la representación política concreta de un frente nacional que dé cabida a las múltiples expresiones de apoyo al rumbo seguido desde 2003.
NI TRANSVERSALIDAD, NI VERTICALIDAD
Este frente nacional no puede ser una nueva versión de la “transversalidad” electoral, que persigue el imposible objetivo de amalgamar proteccionistas y librecambistas, industrialistas y agraristas, revolucionarios y retrógrados, en suma, en un común espíritu “democrático” y “progresista”. La experiencia con intentos previos nos exime de mayor comentario.
Pero la experiencia reciente demuestra que tampoco se lo puede recomponer verticalmente. El frente nacional que la Argentina necesita para radicalizar y profundizar el rumbo de 2003 se debe construir “desde arriba” y también “desde abajo”, desde el Palacio hasta el ultimo rancho, en las cámaras y en las calles.
Todas las clases sociales cuyo interés objetivo lleva a enfrentar el librecambismo desindustrializador tienen que encontrar cabida, expresión organizativa y derecho a su voz propia en esta nueva confluencia. Profesionales, asalariados, pequeños y medianos empresarios del campo y de la ciudad, intelectuales comprometidos con su pueblo, no se encuentran representados hoy cabalmente por ninguna de las alternativas que se les proponen. Ni siquiera por las más dispuestas a darles cabida.
La acción concreta de la política, aún la que se ejerce con excelente orientación desde esferas directamente vinculadas con este gobierno que cuenta con todo nuestro apoyo, conspira a veces contra este objetivo. No pocas veces las masas argentinas se han encontrado con prácticas desmovilizadoras, y la timidez en la adopción de ciertas medidas de hondo carácter nacional y popular pone otras veces en riesgo los logros de otras, más audaces. La aglutinación del campo plebeyo, por el contrario, se da sobre la movilización contra quienes se oponen a sus grandes objetivos y la audacia en la adopción de las medidas orientadas a consolidarlos.
EL PAPEL DE LOS TRABAJADORES Y DEL ESTADO CONSOLIDADO EN LA FIGURA PRESIDENCIAL
La garantía última de este rumbo, y por lo tanto el eje en torno al cual debería organizarse este frente nacional, son los trabajadores, en “blanco” o en “negro”, integrados a la actividad económica o aún excluidos de la misma, manuales o intelectuales, urbanos o rurales. “Profundizar” significa por lo pronto industrializar (especialmente reconstruir la base de industria pesada), fortalecer el Estado, liquidar la dictadura del sector financiero impuesta desde 1977, disciplinar al empresariado para que invierta sus ganancias en sentido de patria o, en caso de ser necesario, suplantarlo directamente con la intervención del Estado en aquellas áreas estratégicas que se niega a desarrollar.
Creemos que la idea de que el sector privado es el mejor generador de riqueza imaginable no tiene base realista y, en la Argentina, puede tener consecuencias fatales para el rumbo iniciado por el Dr. Néstor Kirchner. Creemos también que el pacto de Olivos, con el que cuajó el pacto político de la dependencia entre dirigencias radicales y peronistas que habían aceptado la inviolabilidad del estatus heredado del Proceso de 1976-1983, ha dificultado seriamente la profundización de ese rumbo al proveer al debilitamiento del Estado Central y su capacidad ordenadora de la vida del país.
El primer escalón en la reconstrucción del frente nacional, entonces, es la afluencia masiva de los ciudadanos de las más diversas filiaciones políticas para emitir un voto favorable a CFK en las “primarias”. Patria y Pueblo convoca al pueblo argentino a emprender este nuevo camino, sin temores ni vacilaciones, para asegurar que en las elecciones del 23 de octubre se inicie una nueva era en nuestro país.
El 14 de agosto se celebrarán elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para definir quiénes serán, en definitiva, los candidatos a cargos nacionales en los comicios de octubre en todo el país. En las actuales condiciones, esta compulsa se ha convertido, de hecho, en una “primera vuelta” anticipada.
Los resultados de la Capital Federal y de Santa Fe están dando pie al bloque antinacional para montar una ofensiva argumental y mediática. Su objetivo es doble:
a) desmoralizar a los partidarios de la radicalización y profundización del rumbo encarado en 2003, y
b) debilitar electoralmente a la candidata a la Presidencia Cristina Fernández de Kirchner.
Según sea la combinatoria revelada por las “primarias” se corre el riesgo de que el campo librecambista y antiindustrialista gane un importante terreno en su empeño por reorientar la política argentina para empezar un retorno a los 90.
Las “primarias” pierden así su carácter “interno” y la votación se convierte en un escalón de las elecciones nacionales. Solo la masividad de un voto hacia la candidatura de Cristina Kirchner en agosto puede demoler ese intento.
LA AUSENCIA DE UN EJE ORGANIZADOR
El sistema de partidos políticos se ha convertido en una maraña cada vez menos representativa de las clases y grupos sociales reales. El pueblo argentino busca su camino, elección tras elección, a través de esa maraña. Quienes alcanzan el Cielo en una elección, se hunden en las tinieblas infernales en la siguiente.
“No hay votantes cautivos”, dicen los analistas vulgares, y agregan con cara de sabios: “El electorado es volátil”. Lo que no explican es porqué la volatilidad. Y eso que la explicación es simple: lo volátil no es el voto, lo volátil es la representación política.
Candidatos “de izquierda” en una elección son “de derecha” en la siguiente, y en ese sentido a lo sumo solo hemos ganado en descaro. Pero mucho más serio es ver que candidatos que un día parecen tribunos del campo nacional aparecen al día siguiente como arietes del bloque antinacional.
Ante esos políticos que giran como veletas, las clases y sectores sociales se realinean en cada coyuntura electoral ante el candidato que mejor parece representarlas, y las “lealtades” son frágilesporque aún no se ha constituido un nuevo eje reorganizador del campo nacional.
La Argentina busca el rumbo para retomar lo destruido por la contrarrevolución durante el largo medio siglo que va de 1955 a 2001. En ese empeño, para Patria y Pueblo estas primarias abiertas deben constituirse en una herramienta para iniciar, apenas se tengan los datos en la mano, la recomposición de la representación política concreta de un frente nacional que dé cabida a las múltiples expresiones de apoyo al rumbo seguido desde 2003.
NI TRANSVERSALIDAD, NI VERTICALIDAD
Este frente nacional no puede ser una nueva versión de la “transversalidad” electoral, que persigue el imposible objetivo de amalgamar proteccionistas y librecambistas, industrialistas y agraristas, revolucionarios y retrógrados, en suma, en un común espíritu “democrático” y “progresista”. La experiencia con intentos previos nos exime de mayor comentario.
Pero la experiencia reciente demuestra que tampoco se lo puede recomponer verticalmente. El frente nacional que la Argentina necesita para radicalizar y profundizar el rumbo de 2003 se debe construir “desde arriba” y también “desde abajo”, desde el Palacio hasta el ultimo rancho, en las cámaras y en las calles.
Todas las clases sociales cuyo interés objetivo lleva a enfrentar el librecambismo desindustrializador tienen que encontrar cabida, expresión organizativa y derecho a su voz propia en esta nueva confluencia. Profesionales, asalariados, pequeños y medianos empresarios del campo y de la ciudad, intelectuales comprometidos con su pueblo, no se encuentran representados hoy cabalmente por ninguna de las alternativas que se les proponen. Ni siquiera por las más dispuestas a darles cabida.
La acción concreta de la política, aún la que se ejerce con excelente orientación desde esferas directamente vinculadas con este gobierno que cuenta con todo nuestro apoyo, conspira a veces contra este objetivo. No pocas veces las masas argentinas se han encontrado con prácticas desmovilizadoras, y la timidez en la adopción de ciertas medidas de hondo carácter nacional y popular pone otras veces en riesgo los logros de otras, más audaces. La aglutinación del campo plebeyo, por el contrario, se da sobre la movilización contra quienes se oponen a sus grandes objetivos y la audacia en la adopción de las medidas orientadas a consolidarlos.
EL PAPEL DE LOS TRABAJADORES Y DEL ESTADO CONSOLIDADO EN LA FIGURA PRESIDENCIAL
La garantía última de este rumbo, y por lo tanto el eje en torno al cual debería organizarse este frente nacional, son los trabajadores, en “blanco” o en “negro”, integrados a la actividad económica o aún excluidos de la misma, manuales o intelectuales, urbanos o rurales. “Profundizar” significa por lo pronto industrializar (especialmente reconstruir la base de industria pesada), fortalecer el Estado, liquidar la dictadura del sector financiero impuesta desde 1977, disciplinar al empresariado para que invierta sus ganancias en sentido de patria o, en caso de ser necesario, suplantarlo directamente con la intervención del Estado en aquellas áreas estratégicas que se niega a desarrollar.
Creemos que la idea de que el sector privado es el mejor generador de riqueza imaginable no tiene base realista y, en la Argentina, puede tener consecuencias fatales para el rumbo iniciado por el Dr. Néstor Kirchner. Creemos también que el pacto de Olivos, con el que cuajó el pacto político de la dependencia entre dirigencias radicales y peronistas que habían aceptado la inviolabilidad del estatus heredado del Proceso de 1976-1983, ha dificultado seriamente la profundización de ese rumbo al proveer al debilitamiento del Estado Central y su capacidad ordenadora de la vida del país.
El primer escalón en la reconstrucción del frente nacional, entonces, es la afluencia masiva de los ciudadanos de las más diversas filiaciones políticas para emitir un voto favorable a CFK en las “primarias”. Patria y Pueblo convoca al pueblo argentino a emprender este nuevo camino, sin temores ni vacilaciones, para asegurar que en las elecciones del 23 de octubre se inicie una nueva era en nuestro país.
Comentarios
Publicar un comentario