DECLARACIÓN
LOS ARGENTINOS SOMOS SOCIOS BOBOS DE LAS EMPRESAS PRIVATIZADAS
Hay que nacionalizarlas para el bien del país y su desarrollo industrial.
La privatización de los servicios energéticos ha tenido pésimos resultados. Solo la intervención del Estado logró que la potencia instalada y la capacidad de transporte lleguen al nivel que exige el crecimiento del consumo.
El cuello de botella, ahora, es el de la distribución. No casualmente, es el área que se "reservó" al capital privado. La cuestión no es de la empresa Edesur (en realidad, de la imperialista italiana Enel, que es su accionista mayoritaria), sino de la privatización misma.
Para el sector privado, la inversión tiene que cubrir las necesidades medias, no las extraordinarias. Caso contrario, durante la mayor parte del año hay capacidades ociosas que no rinden ganancia. Dinero mal colocado, para hablar en los términos en que el privado entiende las cosas.
Por lo tanto siempre habrá problemas de distribución. Mayores o menores, mejor o peor gestionados. Pero inevitables. No se trata de Edesur, que solo es el ejemplo más aberrante. El "sistema de alerta" de Edenor tampoco resuelve la cuestión, solo la hace más llevadera para las víctimas, mal llamadas "clientes".
El sistema de generación y transporte de energía, donde ha intervenido el Estado (aunque no con la profundidad necesaria), se han dimensionado para cubrir las necesidades pico, como debe ser. El de distribución, que regentea el capital extranjero, no.
El Partido Patria y Pueblo apoya las gestiones del Ministerio de Planificación para multar a las empresas distribuidoras, y espera que las multas se efectivicen. Pero alerta que con eso no alcanza. Por motivos atendibles, si nos limitamos a sus conveniencias, las privatizadas prefieren no hacer la inversión que necesita el pueblo argentino. Es necesario estatizar esas empresas y ponerlas al servicio de los argentinos y su desarrollo industrial. También es necesario generar el control de los trabajadores y de los usuarios para evitar nuevos intentos de degeneración burocrática y por ende reprivatización.
La energía eléctrica, como el resto de los servicios públicos, deben estar en manos del Estado para evitar intermediarios. No hay un solo motivo, además, para que den ganancias a ningún privado, ya que jamás hubo una inversión en distribución eléctrica que no saliera de los bolsillos de los argentinos. En vez de mantener a una gavilla de inútiles comprobados, la renta eléctrica debe pasar a sostener el nivel de consumo de la población y reforzar el esfuerzo de reindustrialización.
Republica Argentina, Enero de 2011
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